No pudimos hacer buenas fotografías porque algunas personas se molestaron...vale.
LLegó la noche y comenzó a llegar gente de todo el barrio y el cielo se llenó de flores pirotécnicas.
Un espectáculo de fuego y ruido atronador. Los niños portaban brillantes espadas de juguete y tiraban petardos sin parar.
Nosotros subimos a la azotea de nuestro edificio y tratamos de enterarnos bien de la historia de esta celebración. Al final todo iba a arder. El fuego purifica y libera al mundo. Una vez más el bien vence a las fuerzas demoníacas del mal...
Y comenzaron a arder
Todo duró pocos minutos. La verdad es que desde nuestra posición en la azotea pudimos presenciar el espectáculo en su plenitud. Incluso el calor desprendido nos hizo retirarnos unos pasos hacia atrás.
El cielo se llenó de humo y cenizas mientras los fuegos artificiales llenaban todo de colores.
Cuando todo acabó los asistentes se fueron marchando y los coches navegaban en el mar de gente.
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