jueves, 10 de marzo de 2011

TEMPLO DE GALTA

Una vez en Jaipur, lo que más apetece es salir de todo lo que representa, ruido, gentío, suciedad, estrés… Lo mejor que se puede hacer es coger un rickshaw y por prácticamente nada de dinero ir en busca del templo de monos de Galta.

Situado a pocos kilómetros de la capital de Rajasthán y fuera de los circuitos turísticos está escondido entre montañas y bosques.

De camino es obligatorio parar para embelesarnos con el palacete y los jardines de Sisodia. Lugar de residencia de la amada del maharajá de aquella época.

Cuando llegamos a Galta lo primero que sorprende es que no hay que pagar entrada, aunque las cámaras fotográficas o móviles con cámara si pagan. 50 rupias por cada una de ellas, aunque si vais varias personas, con pagar una cosa es suficiente. El templo admite donaciones para su mantenimiento y el sustento de los shadus. Eso está bien.

En la entrada también hay varios viejecitos vendiendo cacahuetes, maíz y otras delicias para alimentar a los animales del templo.

Al entrar el impacto es brutal, en lo alto, construido entre las dos laderas de sendas montañas se halla el templo atravesado en su interior por una corriente de agua que cae en forma de cascada y reposa en varias piscinas.

Un par de grandes patios con varias edificaciones alrededor nos reciben antes de llegar a las escaleras que suben hacia la parte alta del templo montañoso.

Es evidente que los años hacen mella en la construcción y que los monos no ayudan demasiado en su conservación. Sí, los primates campan a sus anchas por todo. Suben, bajan, trepan, se cuelgan, corren, se bañan en las piscinas… Son los reyes del templo. Aquí ellos mandan, como son sagrados…

La verdad es que el estado de conservación no es el que nos gustaría y en cuanto a la limpieza, bueno, digamos que todos los que compramos comida para los animales (entre los que me incluyo) tampoco colaboramos mucho llenándolo todo de cáscaras y tal.

La verdad es que si vinieran más turistas y cobraran entrada, tal vez el organismo que gestiona el patrimonio histórico de India pusiera más interés en cuidarlo y mantenerlo para sacarle mayor rentabilidad. Esa es otra historia en este país…

Lo que no es de extrañar es que Octavio Paz viniera aquí para inspirarse y escribiera su libro ¨ El mono gramático ¨.

Queda decir que los monos son muy educados, lo primero porque están hartos de comer cacahuetes todo el día y porque aquí viven como reyes y no les falta de nada, ni tienen los peligros de las ciudades. Eso sí, mejor caminad con las palmas de las manos abiertas, si os ven el puño cerrado pensarán que tenéis comida y se os acercarán a agarraros suavemente la mano y ver que escondéis dentro.

Mirando a los ojos a un mono uno se da cuenta de que la evolución no nos dejó tan lejos a unos de otros...