En todas las culturas y/o sociedades del planeta, independientemente de la religión o credo y desde que la Humanidad existe como tal, se recuerda a las madres. Ellas dan la vida, aseguran la continuidad de la especie y salvaguardan el milagroso fenómeno del embarazo y la lactancia.
Las hay animales, como las vacas en la religión hindú, planetarias como la madre Tierra para los verdes y humanas como todas las nuestras (o al menos eso espero).Hay días en los que recordarlas, fiestas en su honor y celebraciones por todo lo alto; no es para menos.
Las veneramos en sus cumpleaños (aunque también creo que deberíamos hacerlo en los nuestros, ya que ellas fueron las que hicieron todo el trabajo duro), en días consagrados por derecho, en momentos de flaqueza, en temporada de cosecha, en tiempo de cría, e incluso en momentos de asombro y sorpresa.
Es bonito y de recibo acordarse de las madres. Les debemos tanto y les demostramos tan pocas veces todo lo que las queremos. Solo sería actitud propia de un desalmado no acordarse, con al menos una pequeña mota de cariño, de su madre una vez en la vida no?
Yo aquí en Delhi pienso todos los días en una madre. La del señor que inventó el claxon.