Me explico: ayer se celebraba en Delhi el día de la Hispanidad en la embajada de España. Se había retrasado unos días por la celebración de los juegos de la Commonwealth, pero finalmente se celebró por todo lo alto a la vez que también se presentaba de manera oficial la Spain-India Foundation. La embajada, también residencia del embajador, Ion de la Riba, estaba engalanada con millones de pétalos de rosas que guiaban por el caminito flanqueado de velas desde la entrada hasta la zona del escenario y las mesas donde cenaríamos más tarde al borde de la piscina.
Los invitados vestían elegantes trajes de impecable corte y las señoras o señoritas trajes de noche o prendas típicas de mujer india. Éramos pocos los que de algún modo vestíamos más, como decirlo, sport, casual. Uno de esos por supuesto era yo. Otro era Moncho.
Moncho es el hijo de Vicente Ferrer y cabeza actual de la Fundación. Con él, hablamos de cooperación, de proyectos, de sueños, de realidades, de compromisos, de objetivos, de alegrías, penas, gobiernos, personas, animales…
Nos invitó a ir unos días a Anantapur para ver cómo funcionan y conocer la realidad de la Fundación y sus proyectos de primera mano. Teresa ahora mismo creo que está mirando cuando nos podemos escapar unos días para allí. Moncho se ofreció para ser nuestro anfitrión y de acogernos en su casa. Ese fue su regalo hacia nosotros ayer.
Cuando la conversación estaba en un interesante punto sobre uno de sus proyectos giré instintivamente mi cabeza y vi la otra cara de la moneda, la de la frivolidad.
La gente cree que es mucho más fácil ser frívolo, pero en este caso concreto yo no lo veo así. Para mucha gente es una persona que lo tuvo todo y el show-business lo convirtió en un payaso mediático. Yo veo un juguete roto esclavo de su imagen tratando de hacerse valer por lo que es en realidad y puede llegar a ser profesionalmente. Desde arquitecto hasta cónyuge o amante de divas pasando por escritor, cineasta o contertulio televisivo de dudosa vida nocturna.
A la tercera o cuarta o mil cervezas o copas de vino me regaló su preciada corbata y se empeñó en mantener contacto conmigo vía e-mail.
Las dos caras tan juntas y con sentidos tan diferentes. Uno charlaba tímidamente en un rincón disfrutando del incógnito mientras el alboroto en la pista de baile iba in crescendo…
Así es India, una de cal y otra de arena.
que fuerteeeeee con Bofil y tan amigas!!!
ResponderEliminarJoder Moncho!!!! Qué fuerte!!!! Id a Anantapur y buscad a mi apadrinado, se llama Thirupal y tiene ya 22 años!!! No sé exactamente donde vivirá, lo podrán buscar en sus archivos igual, no? El padrino es Javier Urarte de Urnieta! Ayyyyy!!!
ResponderEliminarPor cierto, bonita camisa. Y otra cosa: vais a fiestas en la embajada? What a level, macho!
Qué nivel, Maribel!!!
ResponderEliminaren la embajada, codeándote con lo más granado de la high-society española en Delhi...
si tienes que mantener e-correspondencia con esta gente, normal que no te acuerdes de otra gente;-)
de todas maneras, gran blog, sigue haciéndonos pensar, porfa
Por fin te leo.......hum...tengo un leve recuerdo de todo esto..jejejeje..qué desastre!!! un besazo Inéh
ResponderEliminarEfectivamente, es una situación un tanto surrealista... Pero así es la vida, eso dicen. Habría sido muy interesante una foto con estos dos personajes que comentas, los dos en una misma instantánea, pero mucho mejor habría sido plantar un magnetofón en medio de los dos y dejar pasar el rato...
ResponderEliminarMuy importante hacerse con una agenda de contactos tan variada y diversa. Jamás hay que desechar ningun dato, ninguna información por poco valiosa que parezca. Nunca se sabe qué vueltas dará la vida.
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