Aquí se les conoce como saperas, nosotros les llamamos encantadores de serpientes, pero este era un embaucador de personas.
Caminando por un pueblito lo encontramos. Sentado con la flauta en la boca y con un par de cestos entre las piernas de los cuales salían sendas cobras de mediano tamaño.
Mi primera reacción fue de asombro ya que era la primera vez que veía una cobra sin cristal ni terrario de por medio. Después apareció la sensación de curiosidad alimentada por la novedad de la situación y la excitación al ver los animalillos tan de cerca. Vinieron a mi cabeza los recuerdos de Chloé, la pitón regia que convivió conmigo unos años, pero nada es comparable. En especial porque mi pitón era constrictor y estas cobras obviamente eran de mordedura venenosa. El riesgo-placer estaba ahí, luchando con el primario instinto de supervivencia agudizado por el temor que incitaban a huir. Pero no era mi caso. Me senté al lado del sujeto y rápidamente me explicó que había extirpado los colmillos y las bolsas que contienen el veneno de las cobras, así que no había peligro alguno. Desde luego no era ni momento ni lugar para cuestionar la crueldad de esos actos.
Me incitó a coger una con las manos mientras me colocaba otra sobre la cabeza como si de un dios hindú se tratara. La sensación es indescriptible. El tacto de la piel escamada, la fuerza de un cuerpo musculoso, la mirada penetrante, el silbido de la lengua bífida…todo demostraba que aquel animal era una máquina de matar y que la evolución no le había dado grandes oportunidades, aunque tampoco las había necesitado. Un animal tan primitivo como el hecho de cazar para subsistir, matar o morir. Eso es lo que diferencia a un animal de un depredador. Al cazador de la víctima.
Y eso es lo que era yo, una víctima para el sapera. Tras pasar un rato agradable con las cobras y charlando con él llego el fatídico momento de la despedida. Ni corto ni perezoso me pidió 2000 rupias (unos 33 euros) y mi cara se tornó en sorpresa. No podía creérmelo. Tras la maravillosa experiencia que acababa de vivir esto lo iba a estropear todo. Le dije que me parecía abusivo y que además no salía a pasear con tanto dinero en los bolsillos. Pero él en una artimaña muy bien trabajada con los años y la experiencia alegó que corría muchos riesgos cazando a las cobras y extirpándoles los colmillos, y que el amaestramiento llevaba mucho tiempo y esfuerzo. Desde luego mirándolo tras esa óptica es lógico lo que él pedía…pero no justo.
Lo justo era que si me invitó a sentarme a su vera y compartir ese rato conmigo lo hiciera de una manera honesta, y si era una simple transacción económica o negocio debería haber expuesto las condiciones al principio. O al menos eso creo.
La situación se saldó con una pequeña discusión sobre la honestidad y el business y con 65 rupias de un bolsillo a otro. Pero no satisfecho con eso el sapera me pidió un cigarro y con un gesto de falsa lástima sugirió quedarse con el paquete de cigarrillos (que estaba entero) como pago extra, a lo cual accedí con estupefacción y asombro.
Nos despedimos, él con un sabor a Marlboro en la boca, yo con una sensación amarga. Y mientras las cobras sin colmillos silbaron pidiendo su comisión de la actuación.
Todo lo que cuentas me trae muchisimos recuerdos... Me ha pasado varias veces eso,,,la gente te invita a un te, a ver su tienda, a ir a su casa,,,y luego te piden dinero. El ultimo recuerdo que tengo de Delhi, es estar gritandole a un tendero que se merecian vivir en el pais ese de mierda en el que viven porque es un pais de timadores e hipocritas...Nada de buen Karma.Siempre seremos turistas y dolares con patas en ese pais,,,pero si te fijas no son los mas pobres quienes te van a enganar,muchos son comerciantes, clase media....no les des una puta rupia...no se lo merecen...cuando vienen los guiris a SanFermines yo no les cobro mas porque sean guiris.Hay gente que lo hace, es su problema. Yo nunca lo he hecho y no me gustan que por ser guiri me cobren el sueldo de un profesor...Dos mil rupias es el sueldo de un profesor en Nepal...que no se pasen. Disfruta de la Naturaleza y de la poca gente,poquisima en ese mar de gente que es India , que de verdad se va a interesar por ti.
ResponderEliminarQué sensación tiene que ser tener una cobra en tus manos... Me encantaría!
ResponderEliminarJorge.